miércoles, 17 de septiembre de 2014

1.2 PSICOLOGÍA EN LA ADOLESCENCIA

1.2 PSICOLOGÍA EN LA ADOLESCENCIA.
La adolescencia (de 12 a 18 años)
La adolescencia es una etapa muy delicada y clave en el desarrollo de la personalidad que va a regir la vida del adulto, su desarrollo social, emocional y desenvolvimiento positivo en la sociedad. En esta etapa se construye el temperamento, el carácter y la imagen corporal.

El adolescente además de vivir cambios físicos y psicológicos, coexiste en la sociedad. Muchas veces el adolescente se muestra decidido y resuelto, pero en el fondo está latente la inseguridad que los cambios ocasionan. Su indefinición puede notarse en los cambios de conducta, no sabe si la independencia que pretende debe ser total o con un control paterno, o si en ciertos casos tiene que decidir individualmente o consultar con un mayor.
Los valores y normas de comportamiento que haya incorporado el adolescente a su Yo, marcaran su identidad, y servirán en su conducta social lo que permitirá adquirir una identidad sólida. La imagen corporal adquiere mayor importancia cuando el adolescente se encuentra en grupos que dan demasiada importancia a los atributos físicos tanto del varón como de la mujer.

La adolescencia, es un periodo de transición, una etapa del ciclo de crecimiento que marca el final de la niñez y prenuncia la adultez, para muchos jóvenes la adolescencia es un periodo de incertidumbre e inclusive de desesperación; para otros, es una etapa de amistades internas, de aflojamiento de ligaduras con los padres, y de sueños acerca del futuro.

1.2.1 GENERALIDADES
Es la época de la vida que marca la transición entre la infancia y el estado adulto. Sus límites varían según una serie de factores, como pueden ser el sexo (doce a dieciocho años por término medio, en ellas; trece a diecinueve en ellos), el tipo individual, la raza, las condiciones geográficas, el medio socioeconómico, etc.
La adolescencia es la edad que sucede a la niñez y es un período de la vida con intensos cambios físicos, psíquicos y sociales, que convierten al niño en adulto y le capacitan para la función reproductora. Inicia la  búsqueda de una identidad aceptable para sí mismo.

Es un periodo donde la sociedad deja de considerarla como un niño, pero no le concede ni el status, ni los roles, ni las funciones del adulto. La adolescencia es un estadio propio de la especie humana  es necesario aclarar que pubertad y adolescencia, no son sinónimos.

1.2.2 DESARROLLO BIOSOCIAL
El desarrollo biosocial cubre el crecimiento y el desarrollo que tiene lugar en el cuerpo, así como los elementos biológicos, sociales, culturales y ambientales que afectan al crecimiento y desarrollo
En la adolescencia se presenta un impulso biológico brusco, que lleva consigo al principio un desequilibrio general de las funciones, una aceleración del crecimiento, el desarrollo de los órganos genitales y de los caracteres sexuales secundarios. Las vísceras, los huesos y los músculos se desarrollan. El corazón adquiere un tamaño casi doble entre los doce y los dieciséis años, la tensión arterial aumenta y el ritmo cardíaco disminuye.
Se generan cambios que inician aproximadamente a los 11 años en las mujeres y los 13 en los varones. Los cambios hormonales comienzan años antes y pueden dar lugar a períodos de inquietud y mal humor. Las niñas sienten los cambios antes que los niños.

Durante este periodo de la vida, el papel de la hipófisis es relevante, puesto que segrega las hormonas de crecimiento dando un comienzo en el aumento paulatino de los niveles hormonales lo que va influyendo en el crecimiento físico y desarrollo de caracteres sexuales secundarios (barba, vello púbico, mamas). Se produce un significativo aumento de la talla, muy superior a lo experimentado por el (la) joven previamente, lo que va acompañado de otros signos característicos: crecimiento acelerado de las extremidades, ensanchamiento de las facciones, acné, etc

Las chicas suelen tener una imagen corporal más negativa de sí mismas mientras que el aumento de masa muscular hace que la satisfacción sea mayor en los chicos
Los jóvenes se hacen más altos y comienzan a rasurarse o presentan la regla. A esta edad comienzan a pensar y a sentir de forma diferente.

Por una parte debemos considerar la gran masa del encéfalo humano, mas por otra también que, durante la adolescencia, tiene lugar el acabado morfológico macro y microscópico del cerebro.

El acabado de los lóbulos frontal y parietales, cuya madurez permite la capacidad de programar y planificar, es más tardío que el de los otros lóbulos cerebrales. En cambio hay, por ejemplo, todavía inmadurez de las áreas que posibilitan la motivación y de las que moderan y modulan los comportamientos de riesgo: fumar, actividad sexual precoz, etc

En cuanto a lo social el joven vive de una forma casi contradictoria su doble impulso de rechazo de la sociedad adulta y sus ensayos de inserción en la misma.
Los primeros desacuerdos con los adultos aparecen cuando los adolescentes comienzan a desarrollar sus puntos de vista y con frecuencia no son compartidos por sus padres y con otros mayores. Los padres posiblemente se sientan rechazados e incluso desplazados, y en cierto sentido lo son. Los adolescentes se esfuerzan por ser independientes y quieren probar nuevas cosas y nuevas situaciones de vida.

Hacia los quince años sale del mundo cerrado familiar para ampliar sus relaciones en nuevas amistades. Vive sus primeros amores, se forman las bandas de adolescentes y todo ello entre continuos entusiasmos y decepciones, que configuran la imagen del adolescente en un constante estado de insatisfacción.

Insatisfacción provocada por el desfase que suele haber entre su mundo interior y la realidad. Son corrientes, por ejemplo, las decepciones que le acarrea el descubrir que la verdadera personalidad de su amigo o amiga no corresponde al arquetipo que había proyectado sobre él o ella. A menudo parece que el adolescente sea asocial y casi asociable. Nada es más falso, sin embargo, ya que medita y actúa sin cesar en función de la sociedad. Se afirma en contra de ella, pero, en el fondo, en relación a ella, y la actitud que toma sigue siendo la de insertarse en una sociedad que, si bien al principio no es la de los adultos, será por lo menos el grupo restringido o la banda de adolescentes.

Finalmente, todos estos conflictos se irán resolviendo a medida que equilibre su vida en el doble plano afectivo y social. Equilibrio que será una adaptación al adquirir un estatuto social y profesional, y una estabilización sentimental y sexual. Se puede afirmar, sin embargo, que ciertos adultos son adolescentes prolongados –a pesar de que su desarrollo fisiológico se haya realizado completamente– cuando las condiciones de estabilización no se han realizado de forma satisfactoria.

 Se produce un quiebre en las relaciones interpersonales en las diferentes áreas (familia, amistades). Comienza a enfatizarse el afán de independencia que marca conflictos en las relaciones con los padres, ya que esto también oscila entre arranques de independencia y actuaciones infantiles que requieren protección y dependencia. Esta última también es buscada debido a la inseguridad básica experimentada a raíz de los múltiples cambios, lo que marca una intensificación de las manifestaciones de obstinación. Muchas veces se desestructuran los anteriores grupos de amistades a causa del cambio de intereses o se estructuran nuevos, con fines o metas difusas (ej. juntarse para molestar o descalificar a otros grupos). Se aprecia una tendencia al antagonismo entre los sexos, constituyéndose grupos más bien unisexuados.

1.2.3 DESARROLLO COGNITIVO
El desarrollo cognitivo se refiere al desarrollo de la capacidad de pensar y razonar.
Hacia los doce años, se efectúa una transformación fundamental en el pensamiento del niño: el paso del pensamiento concreto al pensamiento formal o «hipotético-deductivo».

Hasta esa edad las operaciones de la inteligencia infantil son únicamente «concretas», es decir, no se aplican más que a la misma realidad, a los objetos susceptibles de ser manipulados. A partir de los doce años, el pensamiento formal empieza a ser posible, las operaciones lógicas comienzan a ser traspuestas del plano de la manipulación concreta al de las solas ideas, sin el apoyo de la percepción ni de la experiencia.
Así, pues, el pensamiento formal del adolescente será hipotético-deductivo en el sentido de que será capaz de deducir las conclusiones que se pueden extraer de puras hipótesis y no solamente de la observación real.
 Otra característica importante de la actividad mental del adolescente es su egocentrismo intelectual. Este se manifestará por la creencia en la omnipotencia de su reflexión, como si el mundo debiera someterse y adaptarse a sus sistemas, y no los sistemas a la realidad. Posteriormente, ese egocentrismo casi metafísico va encontrando su corrección en una reconciliación entre el pensamiento formal y la realidad. La actividad intelectual del adolescente irá alcanzando el equilibrio cuando éste comprenda que la función propia de la reflexión no es la de contradecir la experiencia, sino la de interpretarla y, en el fondo, adaptarse a ella.

En la adolescencia es la etapa que marca el comienzo del desarrollo de procesos de pensamiento más complejos (también llamados operaciones lógico-formales), entre los que se encuentran el pensamiento abstracto (por ejemplo, posibilidades), la capacidad de razonar a partir de principios conocidos (construir por uno mismo nuevas ideas o elaborar preguntas), la capacidad de considerar distintos puntos de vista según criterios variables (comparar o debatir acerca de ideas u opiniones) y la capacidad de pensar acerca del proceso del pensamiento.
La madurez cognitiva del adolescente se caracteriza por lo siguiente:
·         El adolescente es capaz de elaborar un pensamiento abstracto y mantener una actitud crítica y reflexiva ante el mundo y las experiencias vividas. El pensamiento simbólico no es su fuerte y utiliza, como en etapas anteriores, la intuición o los pensamientos mágicos como cuando era niño
·         Tiene una imaginación desbordante y tiende a la ensoñación. Sus pensamientos se centran en todo aquello que desea y no tiene.
·         La capacidad memorística está ligada a sus emociones, recuerda y aprende lo que le interesa y motiva.
·         Puede comprender conceptos muy abstractos artísticos, metafísicos o filosóficos.
·         La resolución de problemas cada vez está más desarrollada, utiliza la experiencia previa para buscar soluciones. Aunque a nivel escolar esta habilidad la utiliza a la perfección a nivel emocional no es siempre capaz de resolver sus propios conflictos.
·         El progreso que cada adolescente realiza en el desarrollo de su capacidad de elaborar pensamientos más complejos se lleva a cabo de formas diferentes. Cada adolescente elabora un punto de vista propio acerca del mundo.

Su capacidad intelectual también ha madurado, ha aprendido como es el mundo y se ha construido una imagen del mismo
El tránsito de la infancia a la adolescencia no es fácil. La sociedad le exige cada vez más habilidades sociales, más destreza física e intelectual y una mayor adaptación a los cambios que tiene que afrontar solo.

1.2.4 DESARROLLO SOCIOEMOCIONAL
En este desarrollo se produce una acentuación general de los impulsos que no están muy definidos, los que se traducen en una excitabilidad difusa (irritabilidad, cambio de ánimo, hipersensibilidad).

Los cambios biológicos afectan también a los jóvenes en lo emocional y lo social, lo que se agrega a los cambios que en esas áreas están experimentando tanto por su propio desarrollo como por las nuevas exigencias y restricciones que el medio les plantea. Enfrentan entonces dos desafíos básicos: aceptar y entenderse a sí mismos por una parte, y por otra, entender y desarrollar una relación armónica con su medio sociocultural.
Uno de los sentimientos característicos en esta etapa es el de ser incomprendido, lo cual se relaciona con una percepción de no ser niño ni joven; es común el aburrimiento y el no saber qué hacer, ya que los intereses de la etapa anterior ya no están vigentes y los de la nueva son aún nacientes.
El impulso sexual por su parte, emerge y comienza a diferenciarse del resto de la vida psicológica, pero aún no hay conciencia de él por lo cual se traduce, también en este plano, en una excitación difusa que influye en las variaciones del ánimo.
El joven experimenta dudas frente a los nuevos roles que deberá asumir en la sociedad y a su capacidad para asumirlos. El mundo seguro de la niñez da lugar a la confusión: sabe que ya no es un niño, pero la sociedad no lo reconoce como a un adulto. Entonces, el joven se cierra a la influencia de éstos, adopta una actitud crítica frente a ellos, presenta conductas de obstinación y cierta rebeldía frente a la autoridad, especialmente a los padres, e intenta establecer sus propios criterios, refugiándose en la mimetización con sus pares.

Así, la anhelada independencia no es tal, sólo que la dependencia pasa de los padres a sus coetáneos. Impulsado por este afán de ser como los otros, o por simple curiosidad Comportamientos como los cambios de humor han dado lugar a la popular expresión 'edad del pavo'. Sin embargo, en asuntos realmente importantes, el adolescente recurre a los padres buscando guía y apoyo emocional.

De una fase de menor actividad en la edad precedente, pasa a los 14 años a un aumento notable de energía que lo lleva a involucrarse en múltiples actividades, a las que no siempre parece capaz de responder. Aumenta la seguridad en sí mismo, pero es capaz de autocrítica.
Hacia los 15 años se aprecia con claridad su progreso en la capacidad de ponerse en el lugar de los demás. Mejora las relaciones con los padres, si bien permisos y horas de llegada suelen ser motivo de discusiones.

Ya es capaz de ponerse en el lugar de otro, pero su tendencia al egocentrismo lo lleva todavía con frecuencia a proyectar sus propios sentimientos y reacciones en sus supuestos de lo que el otro estará experimentando.

De fundamental importancia para el adolescente es la imagen de sí mismo, y aquí la apariencia física alcanza un rol preponderante, más destacado que aspectos intelectuales o incluso sociales, y muestra cierta tendencia a la disconformidad con su aspecto. Puede pasar horas frente al espejo, probando peinados, combinaciones de ropa o maquillaje y la aparición de un granito o espinilla puede ser vivida como un drama.

En cuanto a sus emociones, el joven alcanza gradualmente ente los 15 y 18 años una mayor estabilidad, presentándose menos cambios de estado de ánimo y tendiendo más al optimismo y a la alegría que a la tristeza que a veces acompaña la primera fase de la adolescencia. Surgen las primeras relaciones heterosexuales, las que suelen ser de corta duración, en especial las establecidas más tempranamente y que pueden ser fuente tanto de alegrías como de penas.

La adolescencia está marcada por una tarea fundamental: la búsqueda de la propia identidad, con preguntas como ¿quién soy? ¿a dónde voy? Esta búsqueda que se extenderá más allá de la adolescencia se relaciona con comportamientos característicos de esta edad, como la asunción de compromisos con ideales que pueden ser políticos, religiosos, filosóficos, valóricos o personales, a los que adhieren con entusiasmo, algunos de los cuales pueden llegar a constituir un estilo de vida.
Esta búsqueda de identidad comienza con lo que se denomina la crisis primaria, una crisis en la cual los jóvenes luchan por encontrar la combinación apropiada entre autoafirmación y solidaridad grupal. Este es el momento del descubrimiento de sí mismo.
Sobre todo en los primeros años, los adolescentes suelen tener varias identidades. Muchos experimentan, desarrollando múltiples “yo”, probando diversos roles y personalidades.
El logro de la identidad es el objetivo final, que se alcanza cuando los adolescentes reconsideran todos los objetivos y los valores establecidos por sus padres y por la cultura, aceptando algunos y rechazando otros.

En la actualidad, los investigadores consideran que hay cuatro caminos hacia la identidad:
-Difusión: Es lo opuesto al logro de la identidad. Los jóvenes que muestran difusión tienen dificultades para cumplir con las demandas habituales de la adolescencia, como completar las tareas escolares, encontrar un trabajo, hacer nuevos amigos y pensar en el futuro. La difusión no es tanto un tipo de identidad si no la ausencia de compromiso. Un ejemplo de difusión puede ser un adolescente al que las críticas de los padres o los plazos vencidos de un trabajo parecen resultarle indiferentes.
-Identidad Prematura: Ocurre cuando los jóvenes acortan su búsqueda sin cuestionarse sus valores tradicionales o adoptando una identidad preformada. Estos jóvenes podrían aceptar los roles y las costumbres de sus padres o de su cultura en lugar de explorar alternativas y forjar su propia identidad. Un ejemplo podría ser un varón adolescente que siempre ha tenido previsto seguir los pasos de su padre. Si el padre fuese médico, el hijo estudiaría medicina.
-Identidad negativa: Algunos adolescentes deciden que los roles que los adultos les ofrecen son inalcanzables o no les resultan atractivos, aunque no pueden encontrar alternativas que sean verdaderamente propias. La reacción puede ser una identidad negativa, es decir, contraria a lo que se espera de ellos. El factor fundamental en la identidad negativa es el desafío rebelde que subyace a ella. Por ejemplo el hijo de un maestro se niega a ir a la universidad.
-Moratoria de la identidad: Por último, en el proceso de búsqueda de una identidad madura, muchos jóvenes declaran una moratoria de identidad, una especie de receso. Es una pausa en la formación de la identidad. Se exploran alternativas pero se pospone la identidad definitiva. No es necesariamente dañina. Un ejemplo podría ser una academia militar o una misión religiosa o viaje.

La búsqueda de identidad puede ser un camino de ida y vuelta.
-AUTOCONCEPTO: Construcción y elaboración del conocimiento de uno mismo, depende de los cambios cognitivos. A nivel estructural la capacidad de abstracción permite relacionar algunas características vinculadas entre sí. El aspecto físico va a ocupar un lugar central.
-AUTOESTIMA: Componente valorativo del autoconcepto y principal predictor de bienestar personal. En función de las experiencias y competencias en cada materia, los adolescentes tendrán mayor o menor valoración en cada uno de los componentes. La autoestima global estará influida por los diferentes componentes en función de la importancia. Los factores que afectan a la autoestima son el contexto familiar, el estilo educativo o relación de apego, las relaciones de comunicación y confianza.
-RELACIONES FAMILIARES: Las nuevas capacidades cognitivas permiten al adolescente cuestionar las normas familiares e incluso rebatirlas con argumentos, permitiendo desidealizar a los padres. El resto de la familia también está experimentando cambios durante esta transición, crisis de mitad de vida. Los adolescentes muestran su cariño a los padres de distinta forma, pero la familia es la base segura que permite la exploración en distintos cambios.
-RELACIONES CON LOS IGUALES: Surge la verdadera amistad, esta pasa a centrarse en la conversación, hacen planes para pasar juntos, son un foro de autoexploración y de apoyo emocional, aprendiendo a auto-revelarse, y es capaz de resolver los conflictos con el amigo/a. A los amigos íntimos les cuentan sus confidencias, deseos, etc. siendo una necesidad tener amigos en esta etapa ya que esto les da un mejor ajuste emocional, y la ausencia la soledad, malestar emocional y alineación.
Los aprendizajes en la relación de amistad afectarán a la posterior relación de pareja. Desde la teoría del apego, la relación de apego se pasa a los amigos y después a la pareja siguiendo un patrón según los componentes: proximidad, refugio emocional, base segura y ansiedad ante la separación.
-INFLUENCIA DE LOS AMIGOS: Homofilia conductual: Los adolescentes forman parte de un mismo grupo de amigos que tengan similares patrones de comportamiento, vestimenta y aficiones. Los chicos/as se acercan a entablar una amistad con aquellos que se parecen a él, selección activa, y cuando no se encuentran a gusto se deseleccionan, y cuando pertenecen ya a un grupo se socializan recíprocamente. El consumo de drogas, conducción temeraria, etc. se produce por una sobrestimación de semejanzas.
-RELACIONES DE PAREJA: Iniciación, las relaciones son superficiales y cortas, estatus, con la relación consigue la popularidad o estatus en el grupo, afectividad, se da importancia a la relación en sí misma, y vínculo, relación madura.
-RELACIONES SEXUALES: Las primeras relaciones realmente no lo son, ya que son masturbaciones basadas en fantasías sexuales inespecíficas que después serán definidas cuya función es activar el placer y conocer sus preferencias y necesidades sexuales. El paso al coito lo dan antes los chicos que las chicas y de familias no convencionales y que maduran antes. Los motivos son: satisfacer el deseo sexual, curiosidad, estatus social, la relación de pareja y la regulación emocional.
Las relaciones familiares dejan de ser un permanente nido de conflictos violentos y la irritación y los gritos dejan paso a la discusión racional, al análisis de las discrepancias y hasta a los pactos y los compromisos.
Esto significa que el adolescente ha conseguido librar con éxito el postrer combate contra las exigencias libidinales infantiles, de las que no obtiene ya satisfacción, y está dispuesto a afrontar las dificultades que conlleva su nueva condición, por fin plenamente asumida, de joven adulto.
A partir de este momento, el conflicto se desplaza desde la ambivalencia afectiva a la reivindicación de ciertos derechos personales, entre los que destacan las exigencias de libertad e independencia, la libre elección de amistades, aficiones, etc.
El adolescente intenta experimentar sus propios deseos más allá del estrecho círculo de las relaciones familiares y para ello necesita imaginarse reprimido por los padres, lo esté o no. La fantasía de represión de sus iniciativas es estructurante para su afectividad, que obtiene una base firme para iniciar experiencias adultas. La represión real, por el contrario, coloca al adolescente en una situación de desequilibrio, que puede precipitar prematuramente los tanteos del joven en el mundo de los adultos, o bien –operando en sentido contrario- desacreditarlos por completo.
Algunos psicólogos se refieren a ésta etapa como una de la más crítica del ser humano ya que el adolescente ve a la sociedad o al mundo como un tema de crítica y rechazo, rompe el cordón umbilical que lo liga a los padres, desconoce la autoridad o cualquier liderato y entre en ese período transitorio en donde no se pertenece a una pandilla pero tampoco forma parte de un grupo puberal.
La comprensión la buscan fuera, en los compañeros, en los amigos, hasta encontrar el que va a convertirse en su confidente, el adulto o los padres no llenan esos requisitos.
La crítica y los sentimientos trágicos son la fuente de una conversación en dos adolescentes; hablan de las muchachas, de los paseos y fiesta de los conflictos con los padres o depresiones. Estas conversaciones están llenas de resentimiento impreciso y son la fuente de verdaderas críticas normativas. Esas conversaciones sirven para dejar salir sus preocupaciones y dar descanso a los estados trágicos.
A veces las amistades en la adolescencia son pasajeras esto se debe como anteriormente menciona vemos que ellos se unen por ser semejantes pero a medida que pasa el tiempo sus intereses van cambiando, pronto su sentido social los lleva a extender el número de miembros. Ahora bien, todos los adolescentes pasan por lo mismo estado psíquicos. Cuando la amistad está formada por dos muchachos cuya situación conflictiva con el mundo es grave el lazo de unión lleva a una fuerte dosis de resentimiento, todo gira en torno a actos de transgresión que llamaremos conducta antisocial.
El niño se ha desarrollado durante muchos años y ha sido capaz de establecer vínculos emocionales, de expresar sus sentimientos y de establecer relaciones emocionales complejas. Ha aprendido a sentir y a querer.
Si durante toda la infancia la educación que le han proporcionado familia y escuela no ha ido encaminada a fomentar estas habilidades el adolescente puede tener problemas a Rasgos de personalidad y vivencias emocionales
La personalidad el adolescente se caracteriza por:
-Coinciden sentimientos contradictorios
-Mantiene conflictos de dependencia-independencia
-Tiene necesidad de pertenecer a un grupo y también aislamiento y soledad que le haga encontrar su propia identidad.
-Búsqueda de su identidad sexual, moral y religiosa
-Búsqueda de su autonomía y de su propio yo daptativos importantes.

En cuanto a las vivencias emocionales se pueden resumir en estos puntos:
-Dificultad para expresar sentimientos
-Presentar con frecuencia altibajos emocionales.
-Necesidad de autoestima, reconocimiento y aceptación
-Inseguridad
-Facilidad para los sentimientos de soledad, vergüenza y culpabilidad
-Buscar relaciones de pareja
Referencias Bibliográficas




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